Filosofía para responder con calma incluso cuando no te lo esperas.

20 personas conectadas en una reunión virtual.

Todos atentos, esperando…Y de repente, una voz corta el silencio:

—Clara, habla tú.

Sin previo aviso.Sin contexto.Sin tiempo.

Clara estaba revisando unos datos para prepararse.

Su compañera aún no había entrado. Y aunque no se lo esperaba, respiró.

—Un segundo, estoy revisando la información.

Y cuando estuvo lista, habló.

Con serenidad. Con templanza.

¿Qué pasó ahí?

Lo fácil hubiera sido dejarse llevar por la presión: hablar rápido, improvisar, sentirse expuesta.

Pero Clara eligió otra cosa:responder sin prisa, sin justificarse, sin ceder al impulso.

Sabiduría estoica para el mundo moderno

Lo que hizo Clara es justo lo que nos recordaría Epicteto:

«No puedes controlar lo que hacen los demás. Pero sí cómo respondes tú.»

Esa frase se vuelve práctica cuando aprendemos a responder desde nuestro centro. No desde la culpa, ni desde el miedo a quedar mal.

¿Y tú?¿Cuántas veces has sentido esa presión?¿Has vivido situaciones parecidas en reuniones, clases, o incluso en familia?

Practicar la serenidad no es huir del momento. Es decidir cómo quieres estar dentro de él.

Comparte tu experiencia

Déjame tu comentario.¿Te has sentido como Clara alguna vez?

Si quieres recibir más reflexiones como esta, suscríbete a la newsletter o sígueme en Instagram.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *